Katie, de 21 años, toma su medicación recostada en el sillón. Frente a ella está la foto de cuando fue coronada Reina en el East High School de Lapeer y piensa en lo mucho que han cambiado las cosas desde entonces.
Katie tiene cáncer de pulmón.
Ya en el hospital ambos pueden descansar un poco mientras Katie está siendo tratada por vía intravenosa para drenar la acumulación de líquidos que le produce la enfermedad.
Nick ha tomado una excedencia en su trabajo para poder cuidar de Katie. Ella ya no puede estar sola, necesita asistencia continua. Su sufrimiento es permanente aún estando bajo los efectos de grandes dosis de morfina.
A la mañana siguiente, ya de regreso en casa, Katie se pone sus pendientes. Dentro de una hora cruzará el pasillo de la iglesia de Cristo en Hazel Park. Frente al altar contraerá matrimonio con Nick.
Será una gran boda. A ella acudirán ambas familias al completo y Nick le dedicará una canción a la que ahora es ya su esposa.
Katie sabe que su boda no es tal y como la había soñado pero no está dispuesta a dejar que la enfermedad pare su vida antes de tiempo. La enfermedad es muy grave pero la esperanza y la fe en una pronta recuperación le hacen sacar fuerzas para continuar.