La historia de Edward Galinski y Mala Zimetbaum
Era primera hora de la tarde del 24 de
junio de 1944. El guardia de puerta del campo de concentración de
Auschwitz-Birkenau vio que se aproximaban a la salida un funcionario de
las SS y una prisionera que portaba en sus brazos un pequeño lavabo de
mano. El funcionario de las SS entregó el pase de salida al guardia de
la puerta como era habitual pero éste no consideró necesario revisarlo.
Abrió la puerta y permitió que ambos salieran.
Ese mismo día pocas horas después las
sirenas de alarma comenzaron a sonar en el campo de Auschwitz. Dos
prisioneros habían desaparecido. Edek Galinski y Mala Zimetbaum habían
desaparecido de sus respectivos pabellones y nada se sabía de ellos.
Mala había sido arrestada durante una
redada de judíos en la estación de Antwerp en 1942 y había sido
trasladada al campo de concentración de Auschwitz en septiembre de ese
mismo año. Era la prisionera 19.980. Por su parte Edek llevaba recluido
desde Junio de 1940 y formaba parte de los prisioneros políticos de
Tarnow. El era el prisionero número 531.
Edek trabajaba en el taller de
cerrajería y mantenimiento del campo de concentración y eso le permitió
acceder al pabellón de mujeres en varias ocasiones. Allí conoció a Mala y
ambos supieron, desde el primer momento, que estarían juntos para
siempre.
Comenzaron a preparar su plan de fuga en
1943. Mala tenía acceso a la oficina de oficiales del campo para su
limpieza y se encargaría de robar los formularios que se utilizaban para
los pases de salida. Edek, gracias a su trabajo de mantenimiento, tenía
acceso a los vestuarios de los oficiales de las SS y llegado el momento
podría hacerse con un uniforme. El 24 de Junio de 1944 Mala se vistió
con su ropa de trabajo como de costumbre, en el bolsillo llevaba el pase
de salida que había falsificado. Edek fue a realizar una reparación en
el vestuario de los oficiales y aprovechó la ocasión para vestirse con
un uniforme de las SS. Una vez vestido fue a recoger a Mala al pabellón
de mujeres y portando un lavabo de mano salieron por su propio pie por
la puerta principal del campo.
Tras salir del campo llegaron con éxito a
la aldea próxima de Kozy y allí consiguieron refugio gracias a Antoni
Szymlak, un viejo amigo de Edek. El plan original consistía en
refugiarse unos días en Kozy y tras ello, cuando las cosas se calmaran,
dirigirse hacia Zakopane. Sin embargo, a petición de Mala, modificaron
el plan original y en vez de dirigirse a Zakopane decidieron huir en
dirección a Eslovaquia. Allí vivían unos parientes de Mala y podrían
refugiarse en su casa hasta el final de la guerra.
Por desgracia la suerte les había
abandonado. El día 6 de julio de 1944 fueron descubiertos por una
patrulla de frontera alemana cuando intentaban llegar hasta Eslovaquia.
La patrulla alemana sólo había visto a Mala que caminaba unos pasos por
delante de Edek. Él podría haberse escondido y huído con facilidad, pero
no lo hizo.
Ambos fueron detenidos y llevados de
regreso a Auschwitz. Allí fueron recluidos en celdas separadas del
Bloque de la Muerte y durante días fueron torturados para que confesaran
quién había colaborado con ellos en la huida. Ni Edek ni Mala dijeron
una sola palabra.
Pocos días después de su detención se
dispuso que Edek y Mala debían morir ahorcados. Para no darles la
ocasión de volver a verse de nuevo los dos serían ahorcados por
separado. Ambos intentaron suicidarse antes de ser ajusticiados, Edek,
ya con la soga al cuello, se arrojó voluntariamente antes de que
pudieran leerle la sentencia. Los oficiales nazis pudieron evitarlo y
Edek murió en la horca algunos minutos después. Mala, por su parte,
consiguió hacerse con una cuchilla de afeitar que llevaba escondida en
su mano cuando se dirigía a la lectura de la sentencia. Utilizó la
cuchilla oculta para cortarse las venas de ambas manos y con ellas
ensangrentadas abofeteó a los guardias cuando intentaban evitar que se
desangrara. Su desfachatez indignó a los guardias hasta tal punto que
Mala fue apaleada por los oficiales de las SS de forma brutal. Aún viva
decidieron trasladarla al crematorio aunque finalmente falleció antes de
llegar allí a causa de los golpes recibidos.
La historia de Edward Galinski y Mala
Zimetbaum trascendió más allá de los muros de Auschwitz. Sus compañeros
del campo de concentración les consideraban unos héroes. El verdugo de
Edek, Jupp Windeck, recogió un mechón de cabello de Edek y otro de Mala y
se los entregó a Wieslaw Kielar para que los hiciera llegar a su
familia. Esa fue la última voluntad del condenado. Junto a los mechones
de pelo se encontraba una nota manuscrita del propio Edek. La nota decía
“Mally Zimetbaum 19.880 – Edward Galinski 531″. Esta misma inscripción
pudo encontrarse años después en la celda que Edek había ocupado pocos
días antes de su muerte.
Fuente: http://www.google.com/culturalinstitute/exhibit/historia-de-amor-tr%C3%A1gica-en-auschwitz/gRatYvcU?hl=es-419&position=0%2C0